...Hay excepciones. En Oviedo, como en la aldea de Astérix, el galo, una pequeña parroquia ha resistido -y resistirá- al empuje del 'progreso'. Su iglesia es la de los Santos Apóstoles. Ahí es donde ejerce su vicariato José Ramón Castañón, alias 'Pochi', profesor en la E. U. de Magisterio y cura de niños... y mayores. Es un imán, casi un druida, como Panorámix. Los domingos, a las 11.30, si no vas pronto, por lo menos un cuarto de hora antes, no tendrás sitio. Si vas en punto, tendrás que abrirte camino por las puertas taponadas, aunque llueva. El edificio, de planta baja, es pequeño: una hormiga frente al monstruo saltamontes de Calatrava. El arquitecto quería quitarla de en medio, porque tapaba su vista: total, cuatro ladrillos para un interior de largos tubos fluorescentes, desconchado por goteras y humedades. En Lieja hizo lo mismo con un montón de pequeñas viviendas, frente a la nueva estación de tren del mismo estilo. Pero aquí la gente se amotinó. En Navidades, 'Pochi' pidió que todos trajeran un trapo azul o blanco para coserlos y tapar el Calatrava. ¿Ocurrencias? Para nada: se colocaron fuera y desde ahí, situándose adecuadamente, uno podía no ver al bichón amenazante.
Los niños lo pasan en grande. Nada de rollos: la homilía la preparan los pequeños catecúmenos, los confirmandos, confirmados reenganchados y más voluntarios. Cada semana preparan una representación 'teatral' con la que explican el evangelio. Esa es la homilía. El trabajo que supone y la gracia con que lo hacen no da risa, sino sana envidia: a estos niños no los machacan con el catecismo aquel que había que saberse de memoria, pregunta y repuesta, para hacer la Primera Comunión: «¿Qué es ser cristiano? Ser cristiano es.»; y así la de dios de preguntas y la virgen de respuestas. No te enterabas de nada, pero las decías y punto. Ahora no: lo que dicen lo entienden porque lo aprenden con su lenguaje y a su manera, con historias sencillas, naturales, auténticas, que a todos encantan. Ellos son así. ¿Y las ofrendas? Los niños llevan de todo: desde botas de fútbol hasta Barbies. Y todo tiene pleno juicio. Cuando cantan, a grito pelado, nadie tiene excusa: es una misa multimedia en que se proyectan los textos y todos saben qué decir. Al final has aplaudido, reído, cantado. y también aprendido lo que de niño no entendiste. En el fondo se trata de eso y quizá por eso los mayores aprovechamos que tenemos pequeños para ir.
En otras parroquias cercanas han suprimido la misa de niños porque dice el cura que no es seria. Bueno, cada cual. pero sus iglesias están vacías o llenas de tres o cuatro beatones a la caza de una cesta reservada. Eso sí es poco serio.
Dicen que tiempo atrás, no mucho, la falta de 'seriedad' de 'Pochi' casi le cuesta el 'puesto'; que las suyas no eran formas; poco menos que un 'hereje', decían. Pero ahí sigue. Su pecado era ser como es, profundamente humano, con o sin hábitos: un hombre que los domingos hace de cura y un cura que por semana hace de hombre... como otros muchos, claro, a su manera. Una mezcla letal para la 'gran Iglesia'.
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