jueves, 15 de enero de 2009

¿Hacerse violencia a horrores propios?

Esta es una copia textual de una anécdota de Francisco de Asís. En estas escenas seguramente se dibujan muchas experiencias y ninguna de ellas se suponen agradables, pues la fortaleza no aparece por magia, y muy probablemente se pule, se forja, se avanza y se retrocede conforme a la perseverancia y a la ayuda que se reciba... etc.

Narración de tres compañeros de san Francisco de Asís (hacia 1244):
San Francisco cura de sus miedos a un leproso
  • Un día, cuando el joven Francisco montaba a caballo cerca de Asís, se le acercó un leproso. Normalmente Francisco sentía horror hacia los leprosos, y por eso tuvo que hacerse violencia; bajó del caballo y le dio una moneda de plata besándole al mismo tiempo la mano. Después de recibir del leproso un beso de paz, volvió a montar al caballo y siguió su camino.
  • A partir de este momento fue superándose cada vez más hasta llegar a una completa victoria sobre sí mismo por la gracia de Dios. Unos días más tarde, habiéndose provisto de muchas monedas, se dirigió al hospicio de los leprosos y, habiéndolos reunido a todos, dio a cada una limosna besándole la mano al mismo tiempo. Al regresar, fue exactamente así: lo que antes se le hacía amargo –es decir, ver y tocar a los leprosos- se le había convertido en dulzura. Ver a los leprosos, tal como él mismo lo había dicho, le era hasta tal punto penoso que no tan sólo rechazaba verlos sino que ni tan sólo podía acercarse a su habitación; si alguna vez los veía o pasaba cerca de la leprosería... giraba su rostro y se tapaba la nariz.
  • Pero la gracia de Dios hizo que los leprosos le fueran hasta tal punto familiares que, como dice él mismo en su Testamento, vivía entre ellos y les servía humildemente. La visita a los leprosos le había transformado.
Seguramente se te ocurren muchas cosas, comparto contigo estos planteamientos:
1- ¿Qué nos horroriza? ¿Qué nos amarga? ¿Qué nos apena? ¿Qué rechazamos?
2- ¿Qué acciones nos producen paz?
3- ¿Qué podemos hacer para seguir un buen camino?
4- ¿Qué victorias tenemos sobre nosotros mismos?
5- ¿Es la transformación en dulzura algo posible en nuestra realidad?

Fuente: www.evangeliodeldia.org 15/01/2009

No hay comentarios:

Publicar un comentario