Santiago Dodero, PhD, explica:
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Modelo del Iceberg – LAS PARTES INVOLUCRADAS EN EL CONFLICTO
Lo llamamos modelo del iceberg porque la parte visible (posiciones que cada parte defiende) no es la que suele, en definitiva, provocar el conflicto, sino la oculta (los intereses, expectativas, deseos, prejuicios y sentimientos no expuestos y por lo tanto no conocidos por la otra parte).
Los prejuicios son fruto de cosas que se han dicho o hecho que, interpretados subjetivamente, generan actitudes y creencias que se manifiestan en forma de conflicto. A su vez desencadena en una serie de sentimientos que con frecuencia son de injusticia, desconfianza, falta de reconocimiento, etc., que resultan muy difícil hablar de ellos. Por este motivo es que éstos se suelen mantener oculto hasta que estallan de mala manera: “lo que no se habla hoy se dice a los gritos mañana”, nos decía un familiar que lo tenía bien experimentado.
La solución está en mantener una conversación –por cierto difícil pero imprescindible- en la que se expresen los prejuicios y sentimientos involucrados en el conflicto. Tengamos en cuenta que los sentimientos no son una distorsión en una conversación, muchas veces son el conflicto mismo
Si consideramos que los conflictos, además, están condicionados por la personalidad, competencias profesionales, virtudes, defectos y los valores (o ausencia de ellos) –representados debajo de la base del iceberg-, muestra lo complejo que resulta resolverlos. La historia de relaciones en la familia, además, también aportará información para comprender las causas del conflicto que es lo que menos atención se le presta.
Cuando asumimos el rol de víctima, al sentirnos ofendidos, agraviados, aparecen enseguida fantasías acerca de lo que uno y otro piensan y sienten, promoviendo más desconfianza y prejuicios que suelen ser muy destructivos para la relación laboral y familiar, y en definitiva, para la EF.
No podemos dejar de destacar que la confianza entre las personas se construye día a día pero, lamentablemente, se puede destruir en un instante. Y los conflictos nos encaminan en esa dirección, debilitando la relación, a ir perdiendo la confianza y, por ende, la comunicación y la calidad de trabajo con la familia, en definitiva, la felicidad de los familiares involucrados en el conflicto
El objetivo es promover la cultura de comprender los conflictos y de aprender a administrarlos. Así se creará un círculo virtuoso porque se va logrando un aprendizaje continuo sobre el manejo de los conflictos y sus modos de resolverlos.
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