En este sentido, la satisfacción del cliente está ampliamente reconocida como variable que influye en la formación de las intenciones y el comportamiento hacia la marca en el sector de los servicios (Fournier y Mick, 1999; Leeflang y Wittink, 2000; Oliver, 1997).
La literatura del marketing de servicios acepta en la generalidad que la variable satisfacción es el resultado de las percepciones de calidad y el juicio de valor, como un antecedente directo de las intenciones de compra (Chiou et al., 2002; Cronin y Taylor, 1992; Hennig-Thurau et al., 2002; Loveman, 1998; Oliver, 1997, 1999; Zeithaml y Bitner, 2003).
Algunos estudios referidos a la cadena de servicios (Anderson y Mittal, 2000; Heskett et al., 1997) y la American Customer Satisfaction Index (ACSI, ver: www.theacsi.org/model.htm) también apoyan esta concepción y la relación de valor con el juicio de satisfacción.
De esta manera queda planteada si la satisfacción puede o no reconciliarse con el modelo de valor de marca para el cliente de Netemeyer et al. (2004).
Adaptado de: Taylor, Steven, Gary Hunter y Deborah Lindberg (2007),"Understanding (customer-based) brand equity in financial services", Journal of Services Marketing, 21 (4), 241-252.